2 ene 2009

“LA ALEGRÍA QUE SIENTO NO TIENE DIMENSIÓN”

Testimonio del Hermano Eduardo Leones, Sacerdote Misionero del Albergue San Juan de Dios


El apostolado que realizo es el de la limosna. Ha sido una de las etapas más emocionantes e interesantes en mi vida. Cuando he ido a cada una de las personas a pedirle algo para los albergados, nos han recibido con mucho cariño. La gente también ayuda porque cree todavía que si dan algo al Señor él les va a responder con algo.


La alegría que siento, al ver que con lo poco que se ha recolectado la gente se va contenta a su casa, no tiene dimensión.

Hay gente que muchas veces duda del destino que se le va a dar a la limosna, entonces yo les invito a pasar por el albergue y cuando van, quedan anonadados con el trabajo que se realiza en la casa hogar con tan poco.


A partir de esa visita, las personas se duelen de la situación de nuestros viejitos y ahora tenemos personas del barrio que son voluntarios, gente que nos regala veinte pollos cada dos semanas, nos ayudan con cobijas y ropa…


Es interesante el tener que ingeniárselas para salir cada día, solo lo logramos con el amor de Dios y la alegría de nuestros albergados que es el motor de nuestras vidas en esta ardua labor.