12 ene 2009

TODA LECTURA DEJA HUELLA

No es novedad que para que una sociedad progrese es necesaria la lectura mediante la cual las personas aprendan, investiguen y se informen diariamente.


Este hábito, en nuestro país, registra un reducido porcentaje de la población que puede ser considerado como lector frecuente, es decir, que se dedica a la lectura una hora diaria.


Ecuador es uno de los países con menor índice de lectores en Latinoamérica.


Esto pone en evidencia el poco interés que se le da a un tema de gran importancia y que no ha sido tomado en cuenta para las mejoras en el campo educativo.


Y ni hablar del uso de las bibliotecas que ahora con el innovador Internet han sido prácticamente sustituidas y olvidadas.


Que triste es pensar que los niños del nuevo siglo no conocerán físicamente una biblioteca, pues con tanta comodidad al momento de buscar información, ¿quién regresaría a una?


Otro problema es la desaparición de los eventos culturales de esta índole.

Por ejemplo, ¿qué paso con La Feria del Libro que se realizaba cada septiembre en el Centro de Exposiciones Quito?


Hace tres años la feria desapareció ¿Es que a acaso los organizadores se olvidaron de que todavía existe gente que disfruta de los libros reales?


Es muy penoso descubrir que en nuestro país, gracias a la influencia extranjera, las buenas costumbres se han ido perdiendo.


Se ha dejado a un lado lectura y que ahora la mayor parte de los libros son una imitación barata de literatura.


Me refiero a esos libros de esoterismo, misticismo, magia negra, auto superación y demás.


No puedo dejar de preguntarme qué sucederá con los niños de las nuevas generaciones.


Pareciera que nacen con un ipod en una mano y con un celular en la otra.


Es necesario tomar cartas en el asunto e incentivar de nuevo a la buena lectura.

Pues hay que estudiar el precio de los libros que hoy en día no es nada barato.


Los libros cambian nuestro comportamiento al igual que las buenas o las malas compañías.


Toda lectura deja huella, ya no se es el mismo después de ella. Es por eso que se afirma que un libro es un buen amigo. Nos consuela, distrae, acompaña, aconseja y nos da libertad.


Dicen que para poder escribir bien y hablar correctamente es necesario leer mucho.


Entonces ¿qué estamos esperando para mejorar el aprendizaje de nuestros niños?


Convirtámonos en gente que investiga, que se distrae o se relaja con un buen libro y que luego transmite a los demás lo que aprendió.