7 ene 2009

“TODO AL PRINCIPIO ES DURO”


La música de Brad Mehldau suena de fondo, el celular baila en las manos de Daniel, sus ojos divagan por la habitación y su gruesa voz se habría camino en la conversación lentamente, como cohibida. Pero a medida que tomaba más confianza, risas y anécdotas se sumaron al relato.

Daniel Bedoya, estudiante de Ingeniería en Sonido y Acústica, abanderando del Colegio y alumno destacado en el cuadro de honor de su universidad, no solo dedica su tiempo al estudio.

Su apego a la música lo impulsó a tomar clases de piano, guitarra y también formó también del coro del Conservatorio de Música Franz Liszt.

La melodía termina. Silencio. Estático espera que la computadora de paso a la siguiente canción. Ahora suena Prelude to a Kiss.

Cual director de orquesta movía sus manos de arriba hacia abajo, parecía alcanzar el ritmo de sus pensamientos: “De la universidad iba al conservatorio y después a mi casa a hacer deberes.”

Considera que hacer varias actividades a la vez no es nada del otro mundo “todo al principio es duro, pero después te acostumbras.”

Apreciar todo tipo de música cree que es básico para quién quiera incursionar en este oficio. Esta apertura, dic
e, le ha enseñado que: “en todo hay lugar para cualquier persona.” No solo a nivel musical sino en la vida misma.

Al hablar de su vida personal, sus ojos parecían querer salir desorbitados, un recuerdo cruza por su mente y negando con la cabeza solo el piano del preludio se escuchaba.

Puesto que el tiempo lo tenía copado, tuvo que dejar sus clases de guitarra: los estudios universitarios, el coro, el piano, y un amor, lo tenían completo.

Sueña es trabajar en un estudio de grabación: “me gusta bastante grabación y mezcla” y quisiera producir
discos y bandas sonoras

Su familia comparte el gusto por la música al igual que Daniel. Junto a sus padres y su hermana animan la misa dominical en la comunidad Pedro Nolasco en Parcayacu.

Esta experiencia ha llevado a la familia Bedoya, como grupo musical, a tocar en matrimonios y bautizos. “Los domingos en la Iglesia la gente nos pide que toquemos en ceremonias privadas.”

Llevan cerca de dos años incursionando como grupo, y aun que Daniel dice que los contratos suelen ser esporádicos, con risa un tanto picarona, dice que en diciembre las peticiones fueron más seguidas: “fue el regalo de navidad” concluyó riendo.